En este apartamento de 80 m² ubicado en el corazón de Santa Catalina, el proyecto de interiorismo se centró en dotarlo de personalidad y confort, convirtiéndolo en una segunda residencia ideal para escapadas de fin de semana al centro de la ciudad. La intervención partió de un enfoque sobrio y elegante, donde la madera de nogal actúa como hilo conductor del espacio. Su tono profundo aporta calidez, contraste y carácter, creando un equilibrio perfecto con el blanco puro de paredes, techos y textiles. Esta combinación potencia la luz natural y genera una atmósfera tranquila y sofisticada. La distribución se mantuvo sencilla y funcional, optimizando al máximo el espacio disponible. El mobiliario fue seleccionado con un criterio minimalista pero acogedor: un sofá tapizado en blanco roto, mesas auxiliares de diseño atemporal y piezas de almacenaje ligeras y versátiles. La elección de textiles naturales como el lino y el algodón lavado refuerza la sensación de frescura y comodidad. El dormitorio principal, conectado visualmente con el salón, mantiene la misma paleta para conservar la armonía general. Detalles como lámparas y jarrones decorativos aportan calidad y singularidad a la vivienda. El pequeño despacho, sencillo pero elegante, completa el conjunto con discreción. El resultado es un refugio íntimo y sereno, donde cada estancia invita al descanso. Un proyecto que demuestra que, a veces, menos es más.